Hay que volver sobre los pasos de ayer y cruzar de nuevo el puente de la Rabia. Tras un kilómetro llegamos al borde de una carretera, justo enfrente de la fábrica de Magna, una empresa fundada en 1945 aprovechando el yacimiento geológico de magnesita. Subimos por la carretera, rodeando el perímetro de la empresa y, posteriormente, descendemos un tramo de escaleras para abandonar el área industrial. Por un camino empedrado llegamos a Ilarratz y ochocientos metros después a Eskirotz, dos pequeñas poblaciones de apenas veinte vecinos (Km 3,7).
Más adelante, a escasos dos kilómetros, se encuentra Larrasoaña, pueblo señero de la ruta jacobea vertebrado por la calle San Nicolás. Debe su origen a la fundación de un monasterio en el siglo X. Viniendo de Zubiri el itinerario no penetra en esta localidad, ya que se encuentra separada del Camino por el río Arga y el puente de los Bandidos. Un corto ascenso lleva hasta el siguiente núcleo del valle de Esteribar: Akerreta. En lo alto del pueblo se encuentra la iglesia de la Transfiguración, que aún conserva elementos medievales como la torre, la portada y la pila bautismal (Km 6,1).
Pasamos junto al hotel rural y después de un portillo y un tramo de gravilla llegamos hasta una carretera local, que cruzamos. El siguiente tramo no defrauda en absoluto. Resguardados entre árboles y matorral vamos en busca del río Arga y solventamos un rápido descenso hasta la misma orilla, llegando casi a rozar el agua. Pegados al cauce llegamos hasta el puente de Zuriain (Km 9,2). Tras él salimos a la N-135 y seguimos con cuidado por su arcén durante unos cientos de metros. Pasado el peligro cogemos el desvío de Ilurdotz y volvemos a cruzar el Arga para dirigimos hasta Irotz (Km 11,2).
Dejando a un lado su iglesia de San Pedro seguimos por pista hasta el puente de Iturgaiz, de origen románico y rehabilitado el siglo pasado. Aquí surge la pista que conforma el paseo fluvial del Arga, un recorrido ameno frecuentado por andarines y ciclistas que nos lleva hasta un merendero situado al otro lado de la N-135, vía que salvamos por un paso subterráneo (Km 12,9). Mesas, barbacoas e incluso servicios animan al descanso. Si cruzamos el río podemos continuar hasta Pamplona por el mismo paseo. Si seguimos de frente continuaremos por el itinerario tradicional. Éste nos lleva a subir por un sendero y a pasar por el antiguo señorío de Arleta, hoy un conjunto de casas arruinadas. Nos despedimos del valle de Esteribar y más adelante evitamos cruzar una circunvalación gracias a otro paso subterráneo. Bajamos así hasta el puente del río Ulzama y la ermita de la Trinidad de Arre, que aún luce su ábside románico (Km 15,8).
Accedemos a la calle Mayor de Villava, cuna de Miguel Indurain, para atravesar esta localidad navarra. A la salida cruzamos la carretera y continuamos rectos, pasando varias rotondas, hasta enlazar con Burlada, población que también se cruza por la calle Mayor. (Km 17,2). Al rato, a la altura de un taller mecánico, se gira a la derecha para salvar un paso de peatones junto a Viveros Arvena. Tras el cruce, atentos a la señalización jacobea del pavimento, seguimos unos metros hacia la derecha y doblamos a la izquierda hacia un paseo. Es el camino de Burlada o paseo de la Magdalena, que siempre de frente nos llevará hasta las puertas de Pamplona, la primera ciudad del Camino. Kilómetro y medio más adelante cruzamos el puente de la Magdalena sobre el río Arga y seguimos por la derecha hacia un paso regulado por semáforos. Continuamos por el foso de las murallas, concretamente rodeando el Baluarte de Nuestra Señora de Guadalupe, para traspasar un puente levadizo y el portal de Francia, del año 1553. Éste conduce a las calles del Carmen y la Navarrería. Al final de esta última, la señalización nos anima a desviamos a la izquierda por la calle de Curia y luego a la derecha por la calle Compañía, donde se encuentra el albergue pamplonés (Km 20,4).
Más adelante, a escasos dos kilómetros, se encuentra Larrasoaña, pueblo señero de la ruta jacobea vertebrado por la calle San Nicolás. Debe su origen a la fundación de un monasterio en el siglo X. Viniendo de Zubiri el itinerario no penetra en esta localidad, ya que se encuentra separada del Camino por el río Arga y el puente de los Bandidos. Un corto ascenso lleva hasta el siguiente núcleo del valle de Esteribar: Akerreta. En lo alto del pueblo se encuentra la iglesia de la Transfiguración, que aún conserva elementos medievales como la torre, la portada y la pila bautismal (Km 6,1).
Pasamos junto al hotel rural y después de un portillo y un tramo de gravilla llegamos hasta una carretera local, que cruzamos. El siguiente tramo no defrauda en absoluto. Resguardados entre árboles y matorral vamos en busca del río Arga y solventamos un rápido descenso hasta la misma orilla, llegando casi a rozar el agua. Pegados al cauce llegamos hasta el puente de Zuriain (Km 9,2). Tras él salimos a la N-135 y seguimos con cuidado por su arcén durante unos cientos de metros. Pasado el peligro cogemos el desvío de Ilurdotz y volvemos a cruzar el Arga para dirigimos hasta Irotz (Km 11,2).
Dejando a un lado su iglesia de San Pedro seguimos por pista hasta el puente de Iturgaiz, de origen románico y rehabilitado el siglo pasado. Aquí surge la pista que conforma el paseo fluvial del Arga, un recorrido ameno frecuentado por andarines y ciclistas que nos lleva hasta un merendero situado al otro lado de la N-135, vía que salvamos por un paso subterráneo (Km 12,9). Mesas, barbacoas e incluso servicios animan al descanso. Si cruzamos el río podemos continuar hasta Pamplona por el mismo paseo. Si seguimos de frente continuaremos por el itinerario tradicional. Éste nos lleva a subir por un sendero y a pasar por el antiguo señorío de Arleta, hoy un conjunto de casas arruinadas. Nos despedimos del valle de Esteribar y más adelante evitamos cruzar una circunvalación gracias a otro paso subterráneo. Bajamos así hasta el puente del río Ulzama y la ermita de la Trinidad de Arre, que aún luce su ábside románico (Km 15,8).
Accedemos a la calle Mayor de Villava, cuna de Miguel Indurain, para atravesar esta localidad navarra. A la salida cruzamos la carretera y continuamos rectos, pasando varias rotondas, hasta enlazar con Burlada, población que también se cruza por la calle Mayor. (Km 17,2). Al rato, a la altura de un taller mecánico, se gira a la derecha para salvar un paso de peatones junto a Viveros Arvena. Tras el cruce, atentos a la señalización jacobea del pavimento, seguimos unos metros hacia la derecha y doblamos a la izquierda hacia un paseo. Es el camino de Burlada o paseo de la Magdalena, que siempre de frente nos llevará hasta las puertas de Pamplona, la primera ciudad del Camino. Kilómetro y medio más adelante cruzamos el puente de la Magdalena sobre el río Arga y seguimos por la derecha hacia un paso regulado por semáforos. Continuamos por el foso de las murallas, concretamente rodeando el Baluarte de Nuestra Señora de Guadalupe, para traspasar un puente levadizo y el portal de Francia, del año 1553. Éste conduce a las calles del Carmen y la Navarrería. Al final de esta última, la señalización nos anima a desviamos a la izquierda por la calle de Curia y luego a la derecha por la calle Compañía, donde se encuentra el albergue pamplonés (Km 20,4).