Dos docenas de kilómetros separan Pamplona de Puente la Reina. Descendiendo la calle de Curia hasta Mercaderes, punto clave durante los encierros de las fiestas de San Fermín, llegamos hasta la plaza Consistorial junto a la fachada del Ayuntamiento, mezcla barroca y neoclásica construida en el año 1752. Continuamos por San Saturnino y recorremos de punta a punta la calle Mayor. Tras un paso peatonal se avanza hasta la avenida del Ejército para entrar en la Vuelta del Castillo, hermoso parque crecido en torno al baluarte defensivo de la Ciudadela. Más adelante, la señalización obliga a dejar la zona verde para acceder a la calle Fuente del Hierro, que cruza la avenida Sancho el Fuerte y baja hasta la Universidad de Navarra. Se abandona esta institución privada por el puente de Acella sobre el río Sadar (Km 3).
Por un andadero, tras dos kilómetros, se llega en ligera pendiente hasta Cizur Menor, población de la Céndea de Cizur. Céndea es un término utilizado en Navarra para designar al conjunto de varios pueblos que componen un sólo ayuntamiento. A la entrada, a mano izquierda, se encuentra la iglesia de San Miguel y a la derecha, más alejada, la parroquial de San Emeterio y San Celedonio. Dejaremos Cizur entre adosados y unifamiliares, desarrollados gracias al colapso urbanístico de las ciudades y las ansias de huida en busca de lugares más tranquilos. De forma drástica, los campos de cereal y las pistas de concentración se apoderan del paisaje y comenzamos a ganar altura con sosiego. Llegaremos hasta una pequeña balsa de agua en el lugar de Guenduláin, antiguo señorío despoblado a la derecha del Camino formado por el palacio y la iglesia. (Km 9).
Un par de kilómetros más arriba está Zariquiegui, última población de la Cendea de Cizur en el Camino de Santiago. Nos recibe el porte geométrico y grandioso de San Andrés, templo que aún conserva una sobria portada románica. Entre algún destello de casas blasonadas acometemos la última parte de la subida. Dejamos las pistas y tomamos un sendero más interesante que se abre paso entre boj y espinos. Llegaremos hasta la fuente de Gambellacos, conocida comúnmente con el nombre de la Reniega. La leyenda cuenta que en este mismo lugar, el diablo ofreció agua a un peregrino sediento a cambio de que renegara de Dios, la Virgen y Santiago. El peregrino, medio moribundo, despreció la bebida y rezó hasta que el demonio se fue y apareció la fuente que le sació. Saciados también nosotros, dedicamos el último esfuerzo hasta el alto situado en la Sierra del Perdón, barrera natural entre la Cuenca de Pamplona y Valdizarbe (Km 13,4).
Es un buen lugar para dejar la mochila, comer algo y hacerse unas fotos junto a la original obra realizada en chapa por el artista Vicente Galbete, que muestra una caravana de peregrinos de distintas épocas representando la evolución del Camino de Santiago a lo largo de su historia. Bajo el zumbido de los aerogeneradores y después de un merecido descanso comienza el descenso sobre incómodas piedras sueltas y entre coscojas y encinas. Uterga, primera de Valdizarbe, es la siguiente localidad que encontramos de paso (Km 16,8). Dos kilómetros y setecientos metros más adelante llegamos a Muruzábal, pueblo que atravesamos por la calle Esteban Pérez de Tafalla, donde se encuentra la parroquial de San Esteban. En Muruzábal también se puede admirar el palacio barroco del mismo nombre, hoy reconvertido en bodega (Km 19,5).
Reanudamos la marcha hacia Obanos, que se conquista tras una cuesta marcada por vieiras. Oficialmente la plaza del Ayuntamiento, junto a la iglesia de San Juan Bautista, ejerce de unión entre los peregrinos que vienen desde Somport por el ramal aragonés y los que seguimos la traza por el de Roncesvalles (Km 21,3). Pasamos bajo el arco apuntado de la puerta de Obanos y bajamos hasta la carretera, que se cruza para continuar a la vega del río Robo hasta la entrada de Puente la Reina. Bajo la iglesia de Santiago terminamos las dos docenas de kilómetros que preveíamos para hoy (Km 24)
Por un andadero, tras dos kilómetros, se llega en ligera pendiente hasta Cizur Menor, población de la Céndea de Cizur. Céndea es un término utilizado en Navarra para designar al conjunto de varios pueblos que componen un sólo ayuntamiento. A la entrada, a mano izquierda, se encuentra la iglesia de San Miguel y a la derecha, más alejada, la parroquial de San Emeterio y San Celedonio. Dejaremos Cizur entre adosados y unifamiliares, desarrollados gracias al colapso urbanístico de las ciudades y las ansias de huida en busca de lugares más tranquilos. De forma drástica, los campos de cereal y las pistas de concentración se apoderan del paisaje y comenzamos a ganar altura con sosiego. Llegaremos hasta una pequeña balsa de agua en el lugar de Guenduláin, antiguo señorío despoblado a la derecha del Camino formado por el palacio y la iglesia. (Km 9).
Un par de kilómetros más arriba está Zariquiegui, última población de la Cendea de Cizur en el Camino de Santiago. Nos recibe el porte geométrico y grandioso de San Andrés, templo que aún conserva una sobria portada románica. Entre algún destello de casas blasonadas acometemos la última parte de la subida. Dejamos las pistas y tomamos un sendero más interesante que se abre paso entre boj y espinos. Llegaremos hasta la fuente de Gambellacos, conocida comúnmente con el nombre de la Reniega. La leyenda cuenta que en este mismo lugar, el diablo ofreció agua a un peregrino sediento a cambio de que renegara de Dios, la Virgen y Santiago. El peregrino, medio moribundo, despreció la bebida y rezó hasta que el demonio se fue y apareció la fuente que le sació. Saciados también nosotros, dedicamos el último esfuerzo hasta el alto situado en la Sierra del Perdón, barrera natural entre la Cuenca de Pamplona y Valdizarbe (Km 13,4).
Es un buen lugar para dejar la mochila, comer algo y hacerse unas fotos junto a la original obra realizada en chapa por el artista Vicente Galbete, que muestra una caravana de peregrinos de distintas épocas representando la evolución del Camino de Santiago a lo largo de su historia. Bajo el zumbido de los aerogeneradores y después de un merecido descanso comienza el descenso sobre incómodas piedras sueltas y entre coscojas y encinas. Uterga, primera de Valdizarbe, es la siguiente localidad que encontramos de paso (Km 16,8). Dos kilómetros y setecientos metros más adelante llegamos a Muruzábal, pueblo que atravesamos por la calle Esteban Pérez de Tafalla, donde se encuentra la parroquial de San Esteban. En Muruzábal también se puede admirar el palacio barroco del mismo nombre, hoy reconvertido en bodega (Km 19,5).
Reanudamos la marcha hacia Obanos, que se conquista tras una cuesta marcada por vieiras. Oficialmente la plaza del Ayuntamiento, junto a la iglesia de San Juan Bautista, ejerce de unión entre los peregrinos que vienen desde Somport por el ramal aragonés y los que seguimos la traza por el de Roncesvalles (Km 21,3). Pasamos bajo el arco apuntado de la puerta de Obanos y bajamos hasta la carretera, que se cruza para continuar a la vega del río Robo hasta la entrada de Puente la Reina. Bajo la iglesia de Santiago terminamos las dos docenas de kilómetros que preveíamos para hoy (Km 24)