Con idéntico atuendo que "Zapatones" pero una barba infinítamente más larga, Marcelino Lobato es otro de esos curiosos personajes que han surgido de la ruta. Con una credencial que, como si de un rollo de papel higiénico se tratara, mide varios metros, Marcelino se dedica a recorrer el Camino de forma incansable. Aparece en periódicos de toda España, asiste a la ceremonia de apertura del año Jacobeo con las autoridades y da conferencias como peregrino experto que es. Como famoso que se precie suele llevar fotos suyas para regalar. Aún guardo una en blanco y negro en la que aparece junto con una paloma blanca. Por si fuera poco, lleva siempre encima un sello y un bote de tinta para estamparlo en las credenciales de los peregrinos que se encuentra en el camino. Genio y figura.
Me cuentan que en los últimos tiempos, cuando Marcelino se cansa de caminar, pasa los días en su “oficina”, una sencilla marquesina de madera en las afueras de Logroño donde espera a los peregrinos, a quienes regala un rato de su amena charla, algo de fruta e incluso algún que otro bordón.
Y no me cabe duda de que lo agradeces, porque el Camino está hecho de pequeños detalles como estos, que lo convierten en una ruta mágica incomparable con ningún otro recorrido del mundo. Además, ¿qué sería del Camino sin estos entrañables pícaros modernos?