Cuando después de una etapa, en la que el peregrino con su esfuerzo físico y fuerza espiritual comparte junto a otros caminantes la meta prevista para esa jornada, llega la convivencia reparadora en el Albergue, donde esta los transforma en ese vínculo tan cercano que hace que sin distinciones de clase social, creencias o situaciones personales, los peregrinos compartan también sus vivencias y se creen lazos que en muchos casos perduran en el tiempo.
Es aquí en el Albergue, como antiguamente en los Hospitales que se encontraban a lo largo de la ruta, donde el Camino de Santiago cumple una de sus funciones primordiales, reparar el cuerpo del caminante y reforzar la conciencia de los individuos y su objetivo final, llegar a Compostela y en muchos casos hasta Finisterre para cumplir también con esa otra visita que ensancha la mente y el espíritu con la visión hacia el horizonte de la puesta del Sol sobre el “Mar Tenebroso”, que motivan también a quienes no comparten una visión Cristiana del Camino....
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