Esta variante del camino arranca de Nájera, en dirección Sur, por la carretera comarcal 113, hasta cruzar un puente sobre el río Najerilla. En el próximo cruce habrá que tomar hacia las localidades de Cárdenas, Badarán y Berceo.
A las tierras que vemos a la derecha de la carretera entre Badarán y Berceo les corresponde el honor de ser la base territorial donde se inició la aventura humana en este rincón del Valle del Ebro. En los últimos años, por ahí se han encontrado cientos de instrumentos de silex que están siendo estudiados por los arqueólogos y que están proporcionando las pistas para el conocimiento del primer hombre que cazó por estas tierras riojanas, hace más de 125.000 años.
Berceo es bien conocido por ser la cuna de dos insignes personalidades: San Millán y Gonzalo de Berceo. Este último nació a finales del siglo XII y se le recuerda en la historia de la literatura como el primer poeta identificado de la lengua española. Escribió una extensa obra con miles de versos estructurados en estrofas de cuaderna vía.
En San Millán de la Cogolla es obligado visitar los dos monasterios. El de arriba o Monasterio de Suso tiene su origen en unas grutas o cenobios en los que vivió y murió San Millán, un anacoreta del siglo sexto que atrajo con su fama a una selecta comunidad de monjes que convirtieron al monasterio en un importantísimo centro cultural.
Aquellos monjes copistas crearon una gran colección de códices y manuscritos que hoy son las joyas de los más pretigiosos archivos. Allí nació el idioma español cuando un monje, hacia la segunda mitad del siglo X, hizo anotaciones en castellano y en vascuence en la página 72 del denominado "Códice Emilianense 60".
En Suso podremos contemplar elementos pertenecientes a modas culturales diferentes: austeras cuevas eremíticas, arcos visigóticos, ampliaciones prerrománicas, remozados árabes... y todo ello en un paraje de sosegada belleza.
El otro monasterio, el de Yuso, es de enormes proporciones. Lo que nos ha llegado de su arquitectura es obra de los siglos XVI y XVII. En su interior es recomendable ver la reconstrucción de las arquetas de San Felices y San Millán, con los relieves tallados en marfil que han conseguido sobrevivir a los abundantes desmanes que ha soportado el santuario. La biblioteca y el archivo, a pesar de los muchos saqueos, todavía conserva unos diez mil volúmenes y todo el encanto y el misterio de las bibliotecas monacales.
Sobre estas líneas, la arqueta de San Felices con relieves en marfil y motivos repujados en plata
Recientemente se ha habilitado dentro del monasterio un espacio como albergue de peregrinos para continuar la tradición hospitalaria que siempre ha existido en ese lugar.
El regreso para retomar el Camino de Santiago se hace por Berceo, a Villar de Torre, Cirueña y Santo Domingo de la Calzada. En este itinerario recomendamos visitar el monasterio de Cañas, un edificio que encierra los mejores argumentos y soluciones arquitectónicas del arte gótico. Los muros casi desaparecen ocupados por enormes ventanales. Los canteros que concibieron el templo pretendieron que la cabecera se convirtiera en una fuente de luz para todo el recinto. Es la luz que San Benito imaginaba como metáfora del estado de Gracia.