La calle Real de Hontanas desemboca en la carretera BU-P-4013, que dejamos de inmediato para tomar un camino que parte a la derecha. Avanzamos por él, pasando junto a las ruinas de una torre (Km 2,1), para finalizar en la carretera (Km 4). La vía carece de arcén y en su lugar se alza una hilera de portentosos fresnos cuya sombra hace mucho más llevadero el tránsito. Pronto, al fondo, ya distinguimos las ruinas del convento de San Antón, cuyos arcos, a modo de túnel sin techar, se elevan sobre la carretera. Fue fundado en 1146 por Fernando VII y, en él, los monjes antonianos trataban a los enfermos de una gangrena infecciosa conocida vulgarmente como -fuego de San Antón-. El causante de este mal, hoy bien conocido, era un hongo que alteraba el grano del centeno (Km 5,6)
Después de traspasar el arco de triunfo que semeja el esqueleto del convento, abordamos la recta de más de dos kilómetros que nos planta en Castrojeriz, última villa burgalesa en el Camino de Santiago. Se esparce en forma de media luna a las faldas de un cerro que domina un primitivo castillo. Lo primero que nos sale al paso es la ex colegiata gótica de la Virgen del Manzano. Más adelante se gira para tomar la calle Real de Oriente y descubrir un casco de casas blasonadas y arquitectura tradicional. Pronto pasamos, a mano derecha, la iglesia de Santo Domingo, gótica y con una elegante portada plateresca del XVI. Como curiosidad, en el lateral que asoma a la calle hay un par de calaveras esculpidas. El desnivel culmina en la plaza Mayor, dotada de soportales donde tomarse un respiro (Km 9,2)
La visita artística de Castrojeriz la rematan la que fue iglesia de San Esteban, reconvertida en centro cultural y albergue de peregrinos, y la iglesia de San Juan, diseñada por el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón en estilo gótico alemán. Por la misma calle, ahora denominada Real de Poniente, salimos de Castrojeriz para afrontar la subida al Teso de Mostelares, hito geográfico y recuerdo imborrable de la peregrinación a Compostela. El acusado repecho comienza metros después de franquear el río Odrilla por un puente de madera. En un kilómetro y trescientos metros superamos un desnivel de 140 metros, desde los 777 metros de altitud subimos hasta los 917, lo que conlleva un 11% de pendiente media. En el alto (Km 12,8) nos recibe un geométrico humilladero y, aún con la respiración entrecortada, atravesamos la planicie de Mostelares para descubrir paulatinamente el inabarcable paisaje de Tierra de Campos, conocida también por el sobrenombre de granero de España.
Comarca de palomares, rica en caza y rebosante de arte o como relató Aymeric Picaud -tierra llena de tesoros, de oro, plata, rica en paños y vigorosos caballos, abundante en pan, vino, carne, pescado, leche y miel pero carente de arbolado-. Durante cuatro kilómetros, el camino, una línea blanca y deslumbrante al sol, nos conduce desde el alto por un terreno favorable hasta el merendero situado junto a la fuente del piojo (Km 16,9) A continuación tomamos durante novecientos metros la carretera que se dirige a Itero del Castillo y la abandonamos por la izquierda para llegar junto a la antigua parroquia de San Nicolás - hoy albergue de peregrinos de temporada gestionado por voluntarios de la confraternidad italiana de San Giacomo - y acto seguido al puente Fitero o de la Mula sobre el río Pisuerga. Aquí se acaba Burgos y comienza Palencia. La obra original se construyó durante el reinado de Alfonso VI el Bravo (1072 - 1109), pero de esta fábrica ya no queda nada y lo que vemos hoy son añadidos y reconstrucciones del puente levantado en el siglo XVI (Km 18,5)
Un camino rural a orillas del Pisuerga nos acerca hasta Itero de la Vega, primera localidad palentina del Camino (Km 20,3). La ermita de Nuestra Señora de la Piedad, del siglo XIII es el primer monumento en salir al paso. Ya en el pueblo se encuentran la iglesia de San Pedro y un rollo jurisdiccional. Cruzamos el pueblo de este a oeste por la calle Santa Ana y, tras cruzar una carretera, continuamos un par de kilómetros por pista hasta el canal de riego del Pisuerga (Km 22,5) Casi dos kilómetros más adelante, tras salvar una ondulación del terreno, se muestra al fondo Boadilla del Camino (Km 24,3) Una explanada brutal de verdes (en primavera) y dorados y ocres (en verano y otoño) nos separan aún de nuestro destino pero después de una tirada final de cuatro kilómetros conseguimos llegar. A pesar de ser una localidad pequeña, Boadilla cuenta con varios albergues donde pernoctar. Junto a la iglesia de la Asunción destaca un ornamentado rollo jurisdiccional gótico de gran porte. Es de visita obligada. (Km 28,5)