Abandonamos Torres del Río por la parte alta y sus últimas calles dan paso a una pista que a su vez cede ante un camino posterior. Éste termina por endurecerse y emula el trazado de la NA-1110 (antigua N-111), carretera que cruzamos en plena subida para alcanzar la ermita de la Virgen del Poyo (Km 2,7). El santuario, en sillarejo y muy sobrio, fue construido en el XVI y reformado durante el barroco y el siglo XIX. Bajamos de nuevo a la NA-1110 y la seguimos hasta salir de la curva, donde tomamos un camino que sube hasta una carretera secundaria que va hacia Bargota (Km 3,6).
Seguimos de frente por la carretera y la dejamos cien metros después para coger una pista. Gracias a ella podemos descender más cómodos el barranco de Cornava, un desnivel de más de 125 metros fruto de la erosión del agua. No todo es arcilla, aquí crecen pinos de repoblación y algunos frutales y al fondo del barranco hay parcelas geométricas de viñedos y olivares nutridos por la tierra semiárida. Llegados al fondo de la hoya continuamos entre toboganes y prestando atención a los cruces. Nuestro trazado es calcado al de la NA-1110 y por eso no es de extrañar que terminemos caminando por esta ella (Km 7,5). Tras un kilómetro de asfalto salimos por la izquierda y proseguimos en paralelo a la vía hasta la entrada de Viana. Avanzamos hasta el centro de la población por la calle El Cristo, La Pila, el portal de la Trinidad, la plaza del Coso, donde está el Balcón de Toros y, finalmente, la calle Mayor que conduce hasta la plaza de los Fueros. Aquí se dan cita, frente a frente, el Ayuntamiento de Viana y la iglesia de Santa María, gótica de soberbias dimensiones y orgullosa de su original portada renacentista (Km 10,5).
Dejamos Viana junto al colegio Ricardo Campano y por una pista entre huertas vamos a cruzar la NA-7220. Más adelante haremos lo propio con la NA-1110 y seguiremos también por pista hasta la ermita de la Virgen de Cuevas (Km 13,3). Si alguien necesita un descanso debe saber que detrás de la ermita hay una agradable zona arbolada con mesas y fuente. El día pasa entre campos de cultivo y, al llegar a la altura de una señal que indica Observatorio El Bordón, Laguna de las Cañas (Km 14,6), giramos a la derecha para internarnos brevemente en un pinar. Después cruzamos la carretera, ojo, y seguimos por el talud junto a otra masa de pinos hasta acercarnos a la papelera del Ebro, donde se encuentra el límite provincial. Navarra, que nos ha acompañado durante 142 kilómetros, cede el turno a La Rioja. Un mojón de piedra con la vieja inscripción -provincia de Logroño- lo confirma (Km 15,9).
A partir de aquí será un andadero el que nos guíe hasta la capital riojana. Entramos en Logroño por el puente de piedra sobre el Ebro, de 1884 pero construido sobre reformas del primitivo que se levantó en el siglo XI por Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega. Tras el vado se pasa la rotonda y se gira a la derecha por la calle Rúa Vieja, donde nos espera el albergue (Km 20).
Seguimos de frente por la carretera y la dejamos cien metros después para coger una pista. Gracias a ella podemos descender más cómodos el barranco de Cornava, un desnivel de más de 125 metros fruto de la erosión del agua. No todo es arcilla, aquí crecen pinos de repoblación y algunos frutales y al fondo del barranco hay parcelas geométricas de viñedos y olivares nutridos por la tierra semiárida. Llegados al fondo de la hoya continuamos entre toboganes y prestando atención a los cruces. Nuestro trazado es calcado al de la NA-1110 y por eso no es de extrañar que terminemos caminando por esta ella (Km 7,5). Tras un kilómetro de asfalto salimos por la izquierda y proseguimos en paralelo a la vía hasta la entrada de Viana. Avanzamos hasta el centro de la población por la calle El Cristo, La Pila, el portal de la Trinidad, la plaza del Coso, donde está el Balcón de Toros y, finalmente, la calle Mayor que conduce hasta la plaza de los Fueros. Aquí se dan cita, frente a frente, el Ayuntamiento de Viana y la iglesia de Santa María, gótica de soberbias dimensiones y orgullosa de su original portada renacentista (Km 10,5).
Dejamos Viana junto al colegio Ricardo Campano y por una pista entre huertas vamos a cruzar la NA-7220. Más adelante haremos lo propio con la NA-1110 y seguiremos también por pista hasta la ermita de la Virgen de Cuevas (Km 13,3). Si alguien necesita un descanso debe saber que detrás de la ermita hay una agradable zona arbolada con mesas y fuente. El día pasa entre campos de cultivo y, al llegar a la altura de una señal que indica Observatorio El Bordón, Laguna de las Cañas (Km 14,6), giramos a la derecha para internarnos brevemente en un pinar. Después cruzamos la carretera, ojo, y seguimos por el talud junto a otra masa de pinos hasta acercarnos a la papelera del Ebro, donde se encuentra el límite provincial. Navarra, que nos ha acompañado durante 142 kilómetros, cede el turno a La Rioja. Un mojón de piedra con la vieja inscripción -provincia de Logroño- lo confirma (Km 15,9).
A partir de aquí será un andadero el que nos guíe hasta la capital riojana. Entramos en Logroño por el puente de piedra sobre el Ebro, de 1884 pero construido sobre reformas del primitivo que se levantó en el siglo XI por Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega. Tras el vado se pasa la rotonda y se gira a la derecha por la calle Rúa Vieja, donde nos espera el albergue (Km 20).