En 711 la expansión islámica alcanzó a la Península Ibérica, quedando el antiguo reino visigodo casi totalmente bajo dominio musulmán. Precisamente, uno de los elementos culturales más característicos del mundo islámico es su moneda, creada a finales del siglo VII a partir de modelos bizantinos y sasánidas. Su característica más notable es la ausencia de imágenes: las dos caras están cubiertas por inscripciones de carácter religioso, político y datos como la fecha y el lugar de producción.
Dinar árabe |
Las distintas etapas de la historia de Al-Andalus tienen su reflejo en los cambios que sufre la moneda, tanto en su aspecto como en la adopción de nuevos valores. Las primeras emisiones pertenecen a la época de la conquista, pero a partir de 720 se adoptó ya el modelo típicamente islámico. La creación del Califato de Córdoba en 929 inició una etapa de estabilidad, caracterizada por la acuñación de grandes cantidades de moneda a nombre del nuevo califa. En el siglo XI la debilidad de los Reinos de Taifas provocó un descenso de la producción y de la calidad de las emisiones. Buena parte de ellas se destinó al pago de parias, tributos a los reinos cristianos a cambio de protección frente a la presión del poder musulmán norteafricano.
Moneda árabe de los Reinos de Taifas |
Los almohades (1145-1269) introdujeron importantes transformaciones: la más llamativa es la forma cuadrada de los nuevos dirhams de plata, mientras que en oro se acuñaron dobles dinares, conocidos como “doblas” en los reinos cristianos. El mismo sistema fue utilizado por los nazaríes de Granada, el último reino en caer ante el avance de la Corona de Castilla. Las acuñaciones de Muhammad XII (1482-1483/1486-1492), conocido por los cristianos como Boabdil, ponen fin a siete siglos de moneda islámica en la Península Ibérica.
(El Coleccionista de monedas)