La Moneda en la Edad Media en España (II)


En los territorios cristianos la incorporación al uso de la moneda fue mucho más tardía que en los islámicos, debido a las diferentes condiciones económicas y sociales. Tras unos primeros intentos en los siglos IX y X, el despegue definitivo de la acuñación se produjo a finales del siglo XI, ligado al desarrollo de la vida urbana y del comercio, la consolidación de la conquista y el impulso que supuso el Camino de Santiago.
Moneda de plata de 20 maravedís de Pedro I
La moneda de plata cristiana tuvo como modelo la de los reinos europeos, mientras que la de oro imitó, primero, las monedas islámicas que circulaban por la Península y, después, las de Florencia y Venecia, las repúblicas italianas que dominaban el comercio mediterráneo. En ellas se combinan los bustos de los reyes, símbolos religiosos como la cruz o el crismón, y emblemas heráldicos. Cada reino tuvo sus monedas propias, que se mantuvieron hasta entrado el siglo XVIII.

Maravedí del rey Alfonso de la ceca de Toledo
El siglo XI trajo, por un lado, el mancuso, primera imitación de los dinares islámicos, y por otro la moneda básica hasta el siglo XIII: el dinero de vellón, acuñado con tipos propios en cada reino. A finales del siglo XII la economía exigía contar con piezas de más valor, y así Castilla creó el maravedí de oro, al principio fiel imitación del dinar almorávide y después ya con tipos cristianos.

Real de Enrique III de la ceca de Sevilla
Esta tendencia continuó aumentando y dio lugar a nuevas monedas de mayor poder adquisitivo: el croat de plata en Aragón y, en Castilla, la dobla de oro, basada en el dinar almohade, a mediados del XIII; el real de plata castellano y el florín de oro aragonés, a mediados del XIV; y ya en el XV, el ducado de oro, adoptado primero por Aragón y, luego, en Castilla por los Reyes Católicos, con el nombre de excelente por su calidad.

Medio real de Enrique IV de la ceca de Segovia
Las acuñaciones de los Reyes Católicos marcan el paso a la Edad Moderna. En 1479 las Coronas de Castilla y Aragón quedaron unidas políticamente en las personas de Isabel I y Fernando II; sin embargo esta unión no tuvo reflejo en muchos ámbitos, entre ellos la moneda, pues cada reino mantuvo su propio sistema monetario. En Castilla las imágenes y leyendas elegidas aludían a ambos reyes, y aunque se acuñaron algunas de estas monedas en los territorios de la Corona de Aragón, en general las emisiones aragonesas estuvieron a nombre de Fernando. Las monedas de los Reyes Católicos tuvieron tanta aceptación en España y en Europa que los monarcas posteriores siguieron acuñando emisiones a su nombre.
Ocho reales de los Reyes Católicos de la ceca de Burgos
(El Coleccionista de monedas)