Desde las rutas de los primeros tiempos, que entrando en España por la actual Irún, discurrían por toda la costa cantábrica, hasta los caminos que, una vez extendidos los confines de la cristiandad, y transladada la corte a León, permitió que los peregrinos se acogieran a paisajes menos penosos de recorrer que las abruptas costas del norte de la península y llegaran a Compostela a través de Navarra, La Rioja, Burgos y León.
Una vez consolidada por las conquistas territoriales de los monarcas cristianos la última ruta, la Catedral Ovetense consagrada a El Salvador y las veneradas reliquias custodiadas en su Cámara Santa, siguieron siendo la etapa obligada de muchos peregrinos que se desviaban del camino directo a Santiago para no visitar al Criado y olvidar al Señor, según reza la tradicional canción francesa.
Este itinerario parte de la Real Colegiata de San Isidoro en la ciudad de León y discurre hacia el norte, siguiendo contra corriente el río Bernesga, por Carbajal, Puente de Alba, Pola de Gordón y Villasimpliz, para atravesar la cordillera por el imponente Puerto de Pajares donde se encontraba el Hospital y la Real Colegiata de Santa María de Arbas, y desde allí descender a Pola de Lena, Mieres del Camino, Olloniego y después de cruzar el Río Nalón, llegar a Oviedo, no sin antes contemplar la torre de la catedral, desde el cercano alto de Manjoya.
A partir de Oviedo, el camino a Compostela, presentaba dos variantes: la de la costa y la interior que por Grado, Cornellana, Salas, Tineo, Grandas de Salime y despues de pasar el puerto del Acebo, por Fonsagrada y Lugo, se encaminaba hacia Santiago.
(Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago)