Cuenta la tradición que en este monasterio estuvo custodiado durante muchos años el Santo Grial, el cáliz de Jesucristo.
En San Juan de la Peña se puede contemplar un duplicado ya que la pieza auténtica se encuentra, actualmente, en la Catedral de Valencia.
El Papa Juan Pablo II, en su visita a Valencia, celebró la Eucaristía usando este vaso otorgando credibilidad a quienes mantienen que es el auténtico Santo Grial, o sea, la copa que Jesús de Nazaret usó en la última cena con sus discípulos antes de su pasión y muerte.
El Santo Cáliz que se conserva en la Catedral de Valencia se compone, en realidad, de tres partes distintas:
1.- La Copa de la Parte Superior. Esta copa superior sería la utilizada por Jesús como Cáliz en la Última Cena. Se trata de una copa de piedra ágata cornalina oriental, semiesférica, de 9'5 centímetros de diámetro medio en la boca, 5'5 centímetros de profundidad por el interior y 7 centímetros de altura desde la base al borde; toda ella lisa, al interior y al exterior, sin ningún adorno, excepción hecha de una simple línea incisa, de corte redondeado, muy regular, que corre paralela al borde y a escasa distancia de él.
2.- La Parte Central. Se trata de la vara con su nudo, de 7 centímetros de largo, que sirve como elemento de unión entre la copa y el pie, con añadidura de las asas y de una guarnición de oro purísimo, finamente burilado, que soporta el engaste en el pie de perlas y piedras. Se trata, claramente, de un añadido en relación con la copa original.
3.- La Parte Inferior. Está formada por un vaso ovalado e invertido, del mismo color y parecido material que la copa. Los ejes de la base miden 14'5 centímetros. el eje mayor y 9'7 centímetros el eje central menor, y un pie casi rectangular con los lados cortos redondeados, rehundidos en el interior, con 4 y 3 centímetros de eje mayor y menor respectivamente, y una altura de 5 milímetros. Todo él lleva una guarnición de oro puro, sobre el cual van montadas 27 perlas, dos rubíes y dos esmeraldas de gran valor.
El Santo Cáliz fue examinado detalladamente en 1960 por el Catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza Don Antonio Beltrán, el cual, en su libro “El Santo Cáliz de la Catedral de Valencia” (Valencia 1960), llegó a las siguientes conclusiones:
- Que el Cáliz resulta estar compuesto de tres partes, de las cuales dos gozaron de autonomía y en un momento determinado fueron unidas entre sí por la tercera. Es decir, los dos vasos unidos por el nudo. La única parte que sigue cumpliendo su primitivo papel es la copa, mientras que el actual pie fue un día pieza estimadísima, como lo demuestra el filete de oro que lo bordea. La orfebrería, aparte del valor funcional de servir de unión de copa y pie, sirvió para alhajar la sencilla copa y como muestra del aprecio en que se le tenía.
- Que la copa superior se remonta a la época comprendida entre el siglo I antes de Cristo y el I de nuestra Era, y fue labrada en un taller oriental de Egipto, de Siria o de la propia Palestina, por lo que bien “pudo estar en la mesa de la Santa Cena” y “pudo ser el que Jesucristo utilizó para beber, para consagrar o para ambas cosas”. Para efectuar esta datación el profesor Beltrán lo comparó con otros cálices de piedra pulida, provenientes de Palestina y fechados en el siglo I a.C., que se conservan en el Bristish Museum de Londres.
- Que el pie es un vaso egipcio o califal del siglo X u XI, añadido a la copa hacia el siglo XIV.
- Que las perlas y piedras preciosas que lo ornamentan son posteriores y pudieron ser sobrepuestas cuando el Santo Cáliz era venerado en San Juan de la Peña.
Las conclusiones del profesor Beltrán han sido apoyadas ahora por la investigadora norteamericana Janice Bennet, que ha publicado en el año 2002 un libro en inglés dedicado al Santo Cáliz de Valencia. Esta obra incorpora un análisis comparativo con fotografías del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia y de varios vasos de celebraciones palestinas elaborados con piedras semipreciosas, datados en el año 50 antes de Cristo, que se conservan en el British Museum de Londres.
De este modo, y cuanto menos, queda acreditado que la copa conservada en Valencia (la parte superior a la que nos hemos referido), por su antigüedad, sí pudo ser utilizada por Jesús en su Última Cena.