Castilla-León: Tierra de Caminos y Caminantes



Declarado Itinerario Europeo de Interés Cultural en 1987, el Camino de Santiago fue proclamado Patrimonio de la Humanidad en 1993, premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2004 y Tesoro del Patrimonio Cultural Inmaterial de España en 2009. De los 750 kilómetros del llamado Camino Francés, desde Roncesvalles (Navarra), por el que la mayoría de los peregrinos llega a Santiago de Compostela (Galicia), seis de cada diez discurren por territorio castellano y leonés, concretamente por las provincias de Burgos, Palencia y León.

A lo largo de estos 450 kilómetros entre Redecilla del Camino (Burgos), primer pueblo jacobeo de Castilla y León, y La Laguna (León), preludio del alto del Cebreiro, se pueden visitar cientos de edificios religiosos y civiles de gran interés histórico, y la única catedral española declarada Patrimonio de la Humanidad: la Catedral de Burgos. Aunque este itinerario, que también ostenta el título honorífico de Calle Mayor de Europa, es el de mayor fama internacional, la Ruta Jacobea se vertebra en otros caminos, dos de los cuales, la Vía de la Plata y el Camino de Madrid, también transcurren por suelo castellano y leonés. El primero, desde Puerto de Béjar (Salamanca) a Astorga (León) -318 kilómetros- y el segundo, de Valsaín (Segovia) a Sahagún (León) -287 kilómetros-.

Estos tres itinerarios histórico-culturales hacia 'el fin del mundo' no son los únicos que atraviesan nuestra comunidad. La Ruta de Carlos V, de Laredo (Cantabria) al Monasterio de Yuste (Cáceres); el Camino de la Lengua Castellana, de San Millán de la Cogolla (La Rioja) a Alcalá de Henares (Madrid); y el Camino del Cid, de Vivar del Cid (Burgos) a Valencia, acaban de dar la bienvenida a una nueva ruta creada al alimón por las ciudades de Ávila y Salamanca y el municipio salmantino de Alba de Tormes para conmemorar los 400 años de la beatificación de Teresa de Jesús, que se celebrarán en 2014, y el V centenario de su nacimiento, en 2015.

Bautizada como Huellas de Santa Teresa, el viaje comienza en Ávila, lugar de nacimiento de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada en 1515. El convento que ocupa el solar de la casa en la que nació, la Iglesia de San Juan donde fue bautizada, el convento de Nuestra Señora de Gracia donde se formó, y el Monasterio de San José, el primero fundado por la santa abulense, son paradas obligatorias de esta primera etapa de la nueva ruta, que continúa en la capital charra. En Salamanca escribió, entre 1573 y 1582, el 'Libro de las fundaciones' y su Universidad, bajo la presidencia del vicerrector Miguel de Unamuno, la proclamó, en 1922, su primera doctora 'honoris causa'. La Catedral Nueva, con una capilla dedicada a la santa, y la Casa de Santa Teresa, en la que el 15 de abril de 1571 tuvo el éxtasis que le inspiró su famoso 'Vivo sin vivir en mí', son dos de los hitos del itinerario charro.

A 19 kilómetros, en Alba de Tormes, lugar donde Santa Teresa murió al anochecer del 4 de octubre de 1582, la ruta propone, entre otros lugares, el Monasterio de la Anunciación, donde se conserva el cuerpo incorrupto de la santa, y la Iglesia de las Madres Isabeles, donde descansó Santa Teresa en sus primeros viajes a Alba de Tormes. Junto a las de Santa Teresa, Salamanca custodia otras importantes huellas, las del castellano, también convertidas en ruta cultural.

El Camino de la Lengua Castellana, de San Millán de la Cogolla (La Rioja) a Alcalá de Henares (Madrid), tiene en 'la ciudad del saber', declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988, una de sus privilegiadas paradas. En su Universidad, la más antigua de España, escribió Antonio de Nebrija, en 1492, la Primera Gramática en Lengua Castellana e impartió clases Fray Luis de León. 'La Celestina', 'El Lazarillo de Tormes' o 'El Licenciado Vidriera' son algunas de las obras de la Literatura española en las que la ciudad del Tormes ha quedado reflejada.

Santo Domingo de Silos (Burgos), en cuyo monasterio se escribieron las glosas silenses, una de las primeras manifestaciones escritas en castellano; Valladolid, cuna de José Zorrilla, Rosa Chacel, Miguel Delibes y Jorge Guillén, entre otros, y ciudad en la que, en 1605, vivió el autor de 'El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha', una de las obras más destacadas de la literatura española y universal; y Ávila, escenario de vivencias para Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz completan el Camino de la Lengua Castellana por tierras castellano y leonesas.

Empuñando la Tizona
Quien también dejó un rastro a seguir en esta comunidad fue el hijo de Felipe 'el Hermoso' y Juana 'la Loca': Carlos I de España y V de Alemania. Heredero de la corona de España desde los siete años, no fue aclamado rey hasta 1516, año de la muerte de su abuelo Fernando el Católico. Cuarenta años más tarde, habiendo abdicado en su hijo Felipe II, enfermo, desilusionado y prematuramente envejecido, abandona definitivamente los Países Bajos, emprendiendo su viaje de retiro a Yuste (Cáceres). Llegó al puerto de Laredo (Cantabria) en la galera 'La Bertendona' desde Gante el 28 de septiembre de 1956 y, desde allí, comenzó su periplo, tal y como hoy lo recuerda la
Ruta de Carlos V, que localiza en Agüera (Burgos) el primer municipio castellano y leonés donde pernoctó el emperador el 8 de octubre de 1556. «Estamos tratando de implicar en la ruta a las ciudades de Gante (Bélgica) y Flexinga (Holanda) para que, en dos o tres años, podamos conseguir la declaración de Itinerario Europeo de Interés Cultural», explica Quintín Correa, gerente de la Red de Cooperación de Ciudades y Municipios de la Ruta de Carlos V. Desde Agüera las huellas del emperador nos llevan por Medina de Pomar, Pesadas de Burgos, Hontomín, Burgos y Celada del Camino, antes de pasar a tierras palentinas. Cabezón de Pisuerga, Valdestillas y Medina del Campo son algunas de las localidades vallisoletanas que pisó Carlos V quien, desde el 20 de octubre hasta el 3 de noviembre, permaneció en Valladolid, para resolver asuntos familiares y de su abdicación. 23 municipios de Ávila y Salamanca completan este itinerario por suelo castellano y leonés, antes de llegar al puerto extremeño de Tornavacas. El emperador llegó a Jarandilla de la Vera el 12 de noviembre de 1556 y se hospedó en el castillo de los Condes de Oropesa (actual Parador Nacional) hasta que su palacio en Yuste, el actual monasterio, estuvo acabado. Llegó a Yuste el 3 de febrero de 1557 y el 21 de septiembre del año siguiente murió de paludismo. Además de los pasos de Carlos V se pueden seguir con gran precisión por Castilla y León los de Rodrigo Díaz de Vivar en su destierro.

El Camino del Cid, que nace en la localidad burgalesa de Vivar del Cid, utiliza como guía de viaje los 3.370 versos del 'Cantar de mío Cid', uno de los grandes poemas épicos medievales de la literatura universal. Al igual que el Camino de Santiago, el del Cid cuenta con un salvoconducto que los viajeros van sellando a lo largo de las diferentes localidades de la ruta. Un diploma en el que el mismísimo Cid Campeador acredita al viajero como «compañero» es el 'premio' para quien recorra, al menos, cuatro municipios de cada una de las ocho provincias de la ruta. «Yo, Rodrigo, conocido como el Cid Campeador (...) te reconozco entre mis caballeros, para que a partir de ahora, del mismo modo que tú has seguido nuestras huellas, aquellos que inicien el camino sigan también las tuyas», reza el diploma para el que doña Jimena, Alvar Fáñez y Avengalvón actúan como testigos.

¡Buen camino, peregrino!
Desde Vivar del Cid, localidad natal de Rodrigo Díaz de Vivar, sus huellas continúan por Burgos, San Pedro de Cardeña, Modúbar de San Cibrián, Cubillo del Campo, Covarrubias, Santo Domingo de Silos, Caleruega y Brazacorta, último municipio burgalés de la ruta. En tierras burgalesas se puede ver la arqueta que guardó el manuscrito original del 'Cantar de mío Cid'; los sepulcros del Cid y doña Jimena; la tumba de Babieca, el caballo del Cid; y, por supuesto, su espada, la Tizona, que compró la Junta de Castilla y León en mayo de 2007 por 1,6 millones de euros. En tierras sorianas, antes de abandonar Castilla, por orden de Alfonso VI, el Cid pasó, entre otros, por San Esteban de Gormaz, El Burgo de Osma y Berlanga de Duero hasta llegar a Retortillo de Soria, la última localidad de Castilla y León antes de adentrarse en Guadalajara. ¡Buen camino, peregrino!

Fuentes:elnortedecastilla.es, Boletín nº 113 de Mundicamino