Nueva savia para el Camino


En esta semana, varios alumnos me han hablado del Camino de Santiago. Unos, porque pensaban hacer algún tramo con sus padres durante el verano. Otra, la más emotiva, protagonizada por Tatiana que, orgullosa, traía a clase una caja de cartón que contenía los recuerdos del Camino que habían completado sus tíos: 
La credencial, sellada convenientemente; una venera unida a una calabaza seca mediante una cuerdecita; un pequeño botafumeiro y, cómo no, la merecida compostela cuidadosamente guardada en un protector tubo cilíndrico.
Tatiana, impaciente y pletórica, enseñaba los objetos como suyos propios con el convencimiento de que ella, tarde o temprano, tendría una caja igual que la de sus tíos y, lo que es más importante, muchos recuerdos y vivencias que, seguro, no cabrán en esa caja.

¡Savia nueva para el Camino!