La escalera dorada de la catedral de Burgos


Un problema a la hora de construir la catedral de Burgos, radicaba en el hecho de que el lugar elegido, se encuentra en la misma falda de un cerro, por lo cual existe un gran desnivel entre la ladera norte y la ladera sur, esta más baja. Debido a esto, entre la planta de la catedral y la puerta norte, Puerta de Coronería, existe un gran desnivel.

En 1519, se mandó construir una nueva escalera para sustituir la derribada tres años antes, de factura románica. Fue Diego de Siloe el encargado del proyecto.

Para salvar el gran desnivel entre la puerta y la planta, y al mismo tiempo no tener que alargarla en demasía hacia el interior de la catedral, adoptó la gran solución de hacerla en tramos como se puede apreciar en la figura de arriba.

Está esculpida con una gran riqueza iconográfica, motivos vegetales, animales fantásticos, esfinges, bichas y otros animales que se distribuyen a lo largo de los muros y arcos de la escalera.

La escalera, fue terminada y rematada con una baranda de hierro sobredorado de gran belleza, obra del maestre francés Hilario en 1526.

Se cuenta que fue Napoleón la última persona en bajar por esta escalera, la cual en la actualidad se encuentra cerrada y tan solo se utiliza en Jueves y Viernes Santo, engalanada e iluminada por gran número de velas, cuya luz tintineante da un aspecto mágico a esta bella obra.



Como última curiosidad, decir que la Escalera Dorada fue el modelo de la escalera que se puede admirar en la Ópera de Paris.