" El crucifijo de Puente la Reina" por Javier López Andoño scj


Siempre que se ha escrito de dicha imagen se ha afirmado que es de origen alemán, y ello partiendo de la base de que en Colonia y en la región renana hay varias efigies con la cruz en forma de Y, y con marcadas semejanzas escultóricas al crucificado de Puente. De ahí han surgido diversas hipótesis: que fuera traído por algún peregrino germano agradecido a la atención recibida en el Hospital, que fuera transportado por una peregrinación masiva a Santiago. Otros atribuyen la traída a los frailes Templarios, EI P. Germán de Pamplona opinaba que era más lógico pensar en una imagen esculpida «in situ» por un artista local que conociera las imágenes de Alemania,

“Uno de los crucifijos góticos dolorosos más bellos en España es, sin duda, el de Puente la Reina, sin precedente estilístico alguno y sin apenas repercusión”, Así se expresaba hace años Dña. Ángela Franco, Conservadora Jefa de la Sección de Arqueología Medieval Cristiana del Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Entresacando de las publicaciones de la Dra. Franco Mata y sintetizando sumariamente podemos dar a conocer: En el Crucifijo de Puente la Reina convergen dos vigorosos movimientos estilísticos europeos, uno germano y el otro italiano, tan perfectamente asimilados, que por encima de una síntesis escultórica se impone la mano extraordinaria de un maduro genio, La cruz en forma de Y del Crucifijo de Puente imita un árbol sin descortezar, que conserva la estructura del tronco una vez despojado de las ramas, Este tipo de cruz se repite frecuentemente en Italia y en Alemania con variantes que nos brindan unas casuísticas determinadas de cara a su ubicación. Por una parte la cruz natural en ípsilon formada por un vástago central y los laterales saliendo desde abajo o desde la altura del abdomen de Cristo se repite insistentemente en Crucifijos renanos. Saliendo los vástagos pero a mayor altura existen bastantes en Alemania y menos en Italia. Y aunque en Alemania existan ejemplos de cruz a bastante altura parece una característica más típicamente italiana. El Crucifijo de Puente la Reina es, pues, incluible en cuanto a la estructura de la cruz dentro del tipo germano. La cruz de estructura natural, al ser considerada como árbol de vida está embellecida por hermosas tradiciones legendarias en la Edad Media. Y este tipo de cruz toma también vida en la liturgia. El Viernes Santo se canta “Oh Cruz fiel el más noble de todos los árboles, ningún bosque produjo jamás otro igual en hojas, flores y frutos”. De la cruz pasamos al Crucificado. La influencia de la corriente artística italiana es patente y se personaliza en el genial sienés Giovanni Pisano, gran escultor de crucificados en el trecento. En la imagen de tres clavos, el Salvador cruza el pie derecho sobre el izquierdo, traspasados ambos por un fuerte clavo cuyo desgarrón de la herida se presenta voluminoso. La disposición de los pies en el Crucificado de Siena de Giovanni Pisano y el de Puente es idéntica, lo cual indica ascendencia italiana en el de Puente la Reina. Los rasgos faciales son finos y hermosos, apreciándose en ellos el recuerdo de los Cristos de G. Pisano, no sólo en Siena, con el que representa más similitudes, sino en otros del mismo autor. El tórax saliente y el vientre hundido repiten fielmente los caracteres anatómicos que Giovanni Pisano imprime a sus obras, pero el Crucifijo pontesino se presenta más redondeado en perfiles y contornos y lo mismo acontece en el suave plegado del perizoma. Como el Cristo de Siena el de Puente dirige la mitad inferior del cuerpo hacia su izquierda y la cabeza hacia el lado contrario, feliz logro que supera la monotonía de las esculturas anteriores y da a éstas armonía y una movilidad admirables.

Pero el Crucifijo de Puente la Reina une a la tendencia artística italiana otra de ascendencia germana manifestada en la figura que, vista de perfil, aparece Con las rodillas te dobladas y el tórax ostensiblemente abultado, clara derivación de la corriente renana iniciada con el Crucifijo de Santa María in Kapitol de Colonia, y seguida por su escuela. En nuestro Crucifijo las líneas y los contornos anatómicos han perdido la dureza y no se ve descarnado como los Crucifijos renanos; por el contrario, el artista ha buscado y conseguido una espléndida belleza física en el Crucificado doloroso.

En definitiva, lo que vemos en él son formas anatómicas directamente derivadas, junto a la exaltación dramática de Giovanni Pisano, de las tendencias dolorosas germanas pero apaciguadas por las duras contorsiones del cuerpo y la propia estructura de sus miembros. La corona de espinas se atiene al modelo alemán, al tipo de gruesa cuerda acordonada. El rostro, además del recuerdo pisano tiene presente muy de cerca al dramático Crucificado de Colmar. Los dos, el de Puente y el de Colmar, presentan el mismo corte facial. En cuanto al perizoma, ambos dejan al descubierto la rodilla derecha y caen los pliegues más largos por aquel lado, en tanto se recogen superiormente en el contrario. Pero el Crucifijo de Puente tiene las formas más redondeadas y sinuosas, menos geometrizantes.


¿Quién fue el extraordinario artista que, por encima de una síntesis escultórica que aúna las dos corrientes, supo crear una obra maestra de maduro genio? Su obra queda hoy para la admiración y sobre todo para la devoción de los creyentes.

Finalmente es posible dar la fecha aproximada de la realización de la extraordinaria obra escultórica. Data de fecha anterior a 1328; se puede cifrar entre 1315 y 1320. Porque el 24 de junio de 1328 se formula el testamento de Sancha Périz de Bertalín en el que la otorgante deja una manda a la obra del Crucifijo en Santa María de Ortz, Santa María de los Huertos. Este testamento ha sido felizmente hallado por Don Alejandro Díez en los archivos de Casa Martija en Puente la Reina.

Javier López Andoño scj