El canto desempeña una función muy importante en la época medieval. Antes del uso de la imprenta, la canción fue, junto a la declamación poética apoyada de las imágenes dibujadas, el modo ordinario de comunicación, de información e incluso y de instrucción, puesto que eran pocos los que conocían la escritura y la lectura, y el aprendizaje de acontecimientos históricos, anécdotas o leyendas se apoyaba a menudo en estas vías de comunicación de ideas, con ayuda de textos sencillos y llamativos, con esquemas rítmicos, cadencias cíclicas y repetición de estribillos. Es la música de los juglares y trovadores, que recorren la geografía europea con sus cantares de gesta, que enseguida será imitada por el mundo eclesiástico dado el gran valor pedagógico que encuentran para la predicación y la catequesis. Se confeccionan cancioneros como una forma óptima de información, predicación y divertimento ente las gentes, y que a través del Camino de Santiago trae novedades que fascinan a las gentes y que entre los peregrinos alivian las durezas del Camino y le instruyen en las novedades que encontrará en el itinerario de su viaje. (http://coralea.com)