El Camino de Santiago encierra un cúmulo de sensaciones, en el que se mezclan historias reales y ficticias en lugares impregnados de espiritualidad, naturaleza, cultura, arte, Dios. y la búsqueda de uno mismo, para aquellos que han tenido la oportunidad de recorrerlo.
Hay quien lo inicia por el placer de caminar, otros por convicciones religiosas, por alguna promesa, o por el interés histórico-artístico que alberga un camino por el que entraron a la península las vanguardias artísticas y culturales más importantes de la época.
Por lo cual, el Camino ha condicionado y marcado la vida cultural e histórica de aquellas regiones y comarcas por donde a lo largo de más de mil años han pasado peregrinos de toda índole, estamento, ideología, etc.
La visión que se pretende dar acerca las sensaciones que el camino posee y que invaden al peregrino. Es entonces, cuando el peregrino y el camino, crean un nexo que recíprocamente marcan a uno y a otro para siempre.