El Códice Calixtino sigue en paradero desconocido a dos meses de la desaparición



El próximo día 6 de septiembre se cumplirán dos meses desde que saltó a la luz pública la desaparición del Códice Calixtino del archivo de la Catedral. Desde entonces la investigación policial continúa su curso, se han ido descartando hipótesis y apareciendo otras nuevas, pero el autor o autores siguen sin tener un rostro concreto.

En un primer momento se especuló con la posibilidad de que se tratara de un robo por encargo realizado por una banda especializada, y que lo más probable era que la obra ya estuviese fuera de Santiago y dentro de alguna mansión.

Pero poco a poco se fue abandonando esta teoría. Sobre todo, a partir del momento en el que se conoció que las medidas de seguridad tenían ciertas lagunas, como el hecho conocido de que la llave de la cámara de seguridad donde se custodiaba el libro estaba habitualmente puesta, o que las cámaras de seguridad no apuntaban hacia él.

A la vista de estos datos, las miradas comenzaron a apuntar en otra dirección, y a descartar la presencia de un especialista para dirigirse hacia un posible descuidero, alguien al tanto de la situación que había sabido aprovechar el momento.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que aunque la llave estuviera puesta, el acceso a la sala de investigadores es muy restringido. Es preciso estar acreditado y registrado, y no se permite la entrada con bolsos o prendas de abrigo a la sala.

Es decir, que se empezó a apuntar la posibilidad o bien de alguien próximo o que disponía de información desde dentro, y empezaron a circular teorías sobre la posibilidad de que detrás del hurto, más que un interés económico pudiera haber algo de índole más personal.

Es más, se apuntaba la posibilidad de un hurto con intención de gastar una broma pesada, o simplemente alertar sobre la falta de seguridad en el interior del archivo catedralicio.

Con todo, los responsables de la Brigada Central de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional, que son los que se han hecho cargo del caso han cursado los requerimientos de colaboración internacional a la Interpol y al FBI, para cortar cualquier posible transacción del libro fuera de España o incluso de Europa

Devolución. De momento, el autor o autores tienen las puertas abiertas para devolver la obra de forma anónima, ya que tanto los sacerdotes de la Archidiócesis como el Colegio de Abogados se han puesto a su disposición con el compromiso de mantener el anonimato del entregante.

Los rumores apuntaban también a la posibilidad de que la obra fuera depositada en alguna iglesia del norte de España, pero hasta el momento este hecho no se ha producido.

Mientras tanto, y para evitar que hurtos de este tipo se repitan, las fuerzas de seguridad han puesto en marcha el Proxecto Iglesia Segura, para formar a los párrocos y al personal que trabaja en las iglesias contra este tipo de delitos.

En concreto, se trata de "proporcionarles las herramientas necesarias para desarrollar acciones de vigilancia o de informar de las características de un objeto sospechoso", según señalaron los organizadores.

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