Consejos para después de la caminata


Una vez recorrida la etapa diaria es imprescindible no quedarse parado, o sea, hacer un enfriamiento progresivo, que se puede realizar recorriendo los últimos minutos de la etapa de manera más lenta y suave, insistiendo en los miembros inferiores y en la columna vertebral.

Siempre que se pueda se tomará un baño caliente que ayuda a la relajación y el propio peregrino se puede realizar un automasaje en los pies.

Si tiene algún punto doloroso en tendones, músculos o articulaciones puede darse un poco de masaje sobre el mismo, con un cubito de hielo describiendo círculos lentamente sobre la zona de dolor, o bien colocando una bolsa de frío sobre la zona dolorida.