Etapa 05: Puente La Reina/Gares - Estella/Lizarra

La gran mayoría habrá pernoctado en los albergues situados a la entrada de Puente la Reina, así que despertamos del sueño por la calle del Crucifijo, pasando bajo el arco que une la iglesia con el convento sanjuanista, y cruzamos la nacional para entrar en la calle Mayor. A la derecha se alza la iglesia de Santiago con su rica portada de principios del siglo XIII. Al final de la calle el monumental puente románico sobre el Arga que da nombre a esta localidad. Es seguro que fue construido para el paso de los peregrinos aunque no lo es tanto que fuera ordenado levantar por la reina doña Mayor. Alimentamos a la Historia cruzándolo y giramos a mano izquierda para pasar la nacional y despedir Puente la Reina por Zubiurrutia, el barrio de las monjas donde existe un convento de las Comendadoras del Espíritu Santo. Seguimos durante un par de kilómetros el curso del río Arga por su margen derecha y nos vamos alejando de su cauce para virar provisionalmente hacia el noroeste. El cambio de dirección conlleva afrontar una dura cuesta bajo una mancha de pinar repoblado que muere junto a la A-12, la autovía del Camino. Entramos en la comarca de Val de Mañeru y llegamos al pueblo que da nombre al valle (Km 5,2).

Pueblo de vino, Mañeru se atraviesa por su parte más sureña (calle de la Esperanza y plaza de los Fueros) y se abandona por la calle Forzosa. A la salida vemos aparecer en el horizonte una de las postales del Camino. Lo tiene todo: una senda rodeada de cereal y viñedos y transitada por peregrinos que avanza hacia un pueblo de traza medieval situado sobre una colina. La localidad en cuestión es Cirauqui y para llegar hasta el centro hay que sudar de lo lindo por su entramado de calles empinadas. Por una de las puertas de la antigua muralla se accede a las calles Santa Catalina y Portal y al Ayuntamiento. Desviada de la ruta, tras unas escaleras a mano derecha, está San Román, iglesia de característica portada románica y reminiscencias árabes (Km 7,8).

Penetramos en el Ayuntamiento por uno de sus arcos, donde suelen dejar un sello para marcar la credencial, y descendemos hasta las afueras del pueblo para pisar un retazo del pasado. Se trata de un tramo de calzada romana y un puente de la misma época, transformado en el siglo XVIII, que cruza las aguas de la regata de Iguste. Tras un merendero viene otro puente carente de comentarios históricos que permite el paso seguro sobre la autovía A-12. La jornada continúa por pista o sobre restos intermitentes de calzada y un puente de un solo arco sobre la regata Dorrondoa (Km 9,4). Dos kilómetros más adelante nos presentamos en una carretera local, pasamos bajo el viaducto del canal de Alloz, construido en 1939, y acabamos en la orilla del río Salado. El Codex Calixtinus del siglo XII se despacha de este río con saña: "por el lugar llamado Lorca, por la zona oriental, discurre el río llamado Salado: ¡cuidado con beber en él, ni tú ni tu caballo, pues es un río mortífero!" (Km 12,1).

Se salvan las aguas, sí ricas en sales pero no letales, por el puente medieval de arcos ojivales y dejamos el río y la poesía para afrontar un exigente kilómetro hasta Lorca, localidad del valle de Yerri (Km 13,3). A la entrada nos recibe el prominente ábside de la iglesia de San Salvador. La calle Mayor nos guía de punta a punta y a las afueras nuestro itinerario coincide un trecho con el de un sendero local que se dirige a la cruz de Maurien. Siempre por pistas de concentración llegamos hasta un paso subterráneo bajo la autovía y desembocamos en Villatuerta. Son las urbanizaciones de nueva construcción las que dibujan la dirección a seguir hasta el puente románico del río Iranzu, que divide esta parte más nueva con el núcleo más histórico (Km 17,8).

Por la rúa Nueva, junto a la casa consistorial, subimos hasta la plaza donde se encuentra la iglesia gótica de la Anunciación, con porte de catedral. En el patio de entrada hay una imagen de San Veremundo, patrón de Villatuerta y gran benefactor del Camino de Santiago como sus coetáneos Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega. Por la calle Camino de Estella proseguimos la andada hacia la silueta de la ermita de San Miguel. Ésta se deja a mano izquierda y se desciende hasta un merendero al pie de la NA-132. Trágicamente, en este lugar falleció la peregrina canadiense Mary Catherine. Un hito de piedra coronado por una virgen y una placa la recordarán siempre. Descanse en paz. Cruzamos con mucho cuidado la carretera y bajamos por una senda hasta un puente moderno y abombado sobre el Ega (Km 19,5). El curso de este río nos llevará hasta las puertas y el origen de Estella, la rúa Curtidores que da paso a la Rúa, donde se encuentra el hospital de peregrinos (Km 22).